recoge las cenizas del mundo pasajero;
la brisa de la tarde refresca el mensajero
trinar de muchas aves que alegran con su vuelo.
En nuestros horizontes vivimos el anhelo
de hacernos con la vida que nuestro bien primero
nos tiene prometida, la vida que el Cordero
en Cruz nos ha ganado, sirviéndonos con celo.
Por esta nueva vida debemos consagrarnos
al plenamente Santo, Jesús, que es el Mesías,
que muere por salvarnos, que vive eternamente.
Los últimos destellos del sol al alumbrarnos
nos hablan de tristezas, nos hablan de alegrías
que pasan con los años dejando nuestra mente.
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