ausentes de su inercia conviértanse en la dicha
del alma que repara sus días de desdicha
llenándolos de gracia, virtud y de belleza.
Las horas del pasado, con sólida entereza,
se vuelven en el juego, moviendo aquella ficha,
en limpio jaque mate, victoria ya predicha
que cura mi pasado con tacto y con firmeza.
Las torres en su sitio, salieron los alfiles
y van los caballeros cubriendo cada flanco
con todos los peones siguiendo la bandera.
En miles de batallas murieron tantos miles
luchando con bravura por Dios, Jinete Blanco
que otorga la victoria gloriosa y verdadera.