y susurre la brisa de las hojas
del eucalipto, cuando nubes rojas
cambien en nubes negras o moradas.
En la casa, bajando por las gradas
del recuerdo de lágrimas, congojas
que te producen tantas paradojas
donde han nacido mil corazonadas.
Llorada por el trino de gorriones
y el tambor de las piedras en el techo
de calamina, techo de Eternit.
Para salvar las almas con canciones
y ruegos de dolor en este pecho
y alcanzar de tus versos el cenit.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario